La Fúmiga es un estado de ánimo. Ese lugar al que llegamos cuando nos sentimos felices, radiantes y jubilosos. Sin ningún lugar a dudas, son la mejor receta para celebrar, bailar y sentirnos vivos y vivas.
Se foguearon en la tradición de bandas forjadas por todo el territorio valenciano, que lo motean de norte a sur y lo jalonan también de este a oeste, acrisolados en esa noble estirpe de charangas, pasacalles y amplias secciones de viento y de percusión. Este colectivo de doce músicos de Alzira formado en 2012, ha acabado por convertirse en uno de los relevos naturales, junto a Zoo, de aquellos grupos valencianoparlantes que brindaban mayor capacidad de convocatoria hasta hace unos años: Orxata Sound System, La Gossa Sorda o Aspencat.

Su estilo bebe de la música de calle, las charangas y las brass bands, y se combina en algún punto del camino con los sonidos más pop, indie, ska, disco, latinos, tropicales, electrónicos… Una fusión sonora que ejecutan con gran virtud. Y lo hacen siempre con espíritu festivo, consciencia social y colectiva, abertura de miras y canciones que tienen eso que parece sencillo, pero es muy difícil: capacidad de conectar con el gran público. Enraizar en su memoria y también hacerla bailar.